Las mujeres inmigrantes se enfrentan no sólo a una discriminación estructural por ser mujer, sino que además tienen que hacer frente a discriminaciones de otro tipo por clase, etnia o cultura – también estructurales en España- que las coloca en una posición de indefensión a la hora de denunciar, a la hora de rehacer sus vidas y, en definitiva, a la hora de ejercer sus derechos.
Muchas entidades de la sociedad civil en España están trabajando activamente por la igualdad y la erradicación de la violencia a través de proyectos de sensibilización, visibilización, prevención y denuncia de la violencia machista y la discriminación hacia las mujeres. La realidad muestra que los servicios públicos que existen no son suficientes y que muchas mujeres no se atreven a dar pasos definitivos, como la interposición de una denuncia, por falta de apoyo y red social. En ese sentido las redes comunitarias aportan más pues ofrecen acompañamiento en momentos críticos a las mujeres migrantes solas o con escasa red social inmersas en procesos de violencia.
Es necesario que la condición de inmigrantes no prime sobre la condición de víctima y que pueda disfrutar de todos los derechos que tiene sin sentir miedo a ser expulsada, criminalizada o encerrada. La sociedad actual es diversa y es necesario reconocer los múltiples aspectos de identidad que enriquecen nuestras vidas y experiencias y que componen y complican las opresiones y marginaciones. Es necesario, en definitiva, crear políticas públicas adaptadas a la diversidad en un plano de igualdad.
#NiUnaMenos