“TRITON” SUSTITUYE A “MARE NOSTRUM”
Los naufragios en el Mediterráneo central en los que murieron más de 500 hombres, mujeres, niños y niñas ( todos recordamos la desgracia ocurrida en Lampedusa) motivaron el lanzamiento de la Operación Mare Nostrum, en octubre de 2013 gracias a la cual Italia ha salvado, prácticamente en solitario, las vidas de más de 155.000 personas que se arriesgaron a perecer ahogadas en aguas europeas.
Esta Operación se sustituye a fecha 1 de noviembre por la operación Tritón lanzada por la UE como una operación fronteriza para enfrentarse a los flujos migratorios en el Mediterráneo central.
Un modesto equipo europeo de cuatro aviones, un helicóptero y siete barcos comienza a relevar al vasto despliegue militar que había dispuesto Italia en el último año para contener los naufragios de inmigrantes en sus costas su objetivo es ligeramente diferente al de la misión comandada por Roma: mientras esta nació para salvar vidas, la iniciativa europea persigue controlar las fronteras y, solo si es necesario, atender naufragios.
Las cifras son elocuentes. La Marina italiana ha gastado desde octubre de 2013 nueve millones de euros mensuales en mantener 32 barcos, dos submarinos y 900 militares para evitar tragedias como las ocurridas en Lampedusa, con cientos de inmigrantes fallecidos. Frontex, la agencia europea de control de fronteras que asumirá ahora el mando de la nueva misión, invierte 2,9 millones al mes. Y el radio de acción italiano equivale a 70.000 kilómetros cuadrados, mientras los planes comunitarios se limitan a 30 millas, algo más de 48 kilómetros.
En ambos casos, los activos desplegados miran hacia el sur de Italia, una de las zonas más calientes de flujos migratorios hacia la UE, con 40.000 entradas ilegales detectadas el año pasado —principalmente a través de Libia—, según datos de Frontex.
A la vista de estos datos sólo podemos esperar de la UE una política de inmigración basada en el control de fronteras, sin esperar ni voluntad ni dotación presupuestaria para evitar las miles de muertes que se producen en las fronteras.